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lunes

Lo que me queda por vivir


En realidad, no llegas a saber nunca si era un pillo consciente de su truco o no era un truco sino la actitud legítima de alguien que no quiere verse enredado en discusiones incomodas en las que se revelaran secretos que no quiere escuchar y prefiere manejarse en la alegre superficie de la vida. La astucia de alguien que no quiere verse afectado por lo que verdaderamente te estaba encogiendo el corazón.

El que envidia aumenta la fortuna del envidiado.

Caminar con un destino me levantó el ánimo, tener un objetivo aliviaba la melancolía inevitable de la fecha, no deambular sino ir en busca de una dirección, no andar como una mujer solitaria, sino como alguien con una tarea que cumplir.

"Esas palabras andarán flotando en nuestra memoria, pero ninguna se nos quedó en el corazón".

Hay razones que la memoria pierde.


El recuerdo todo lo literaturiza, lo sé, la nostalgia embellece lo perdido y crea símbolos donde no los hay, pero ese temor a la cursilería no debiera tampoco convertir en prosaico aquello que fue conmovedor.

Yo me quedé con la tranqulizadora sensación de haberle confesado quién era yo, como si la verdadera esencia de uno estuviera más en lo que nos resulta vergonzoso que en aquello que nos enorgullece.

Cómo se hace para pedir ayuda, para contarle a alguien que un desgarro interior no te deja dormir, cómo se llega a comprender que hay amores que han caducado, que prolongarlos es pudrirlos, cómo aprende uno a defenderse, a tener dignidad y no desear la compañía de quien sabes de antemano que te destruye, cómo distinguir entre amor y obsesión, por qué luchar por lo que ya no te pertenece, cómo se hace para estar triste sin humillarse, cómo aprender a comportarse correctamente, de tal manera que no tengas que pasar la vida rumiando errores que duelen más que por su gravedad por al cantidad de veces que los has repetido.


Elvida Lindo. Lo que me queda por vivir
Nota: 4/5

miércoles

El mundo

  - Es que mi casa es de mucho lujo.
Con frecuencia el enemigo de clase es tu compañero de pupitre. “mi casa es de mucho lujo” parecía una variante del “tú no eres interesante para mí” Si uno es capaz de imaginar a lo que se llamaba lujo en aquella época y en aquel suburbio, tampoco tendrá dificultades para hacerse cargo del estado alcanzado por mis heroicas botas, que morirían puestas, en acto de servicio, después de que se hubiera practicado sobre ellas una forma de encarnizamiento terapéutico que incluyó decenas de intervenciones quirúrgicas y varios trasplantes de órganos procedentes de otros zapatos muertos. Tengo desde aquella experiencia la convicción de que el calzado es, de todas las prendas de vestir, aquella que cuenta con una vida propia mas activa.
Mi casa es de mucho lujo. Yo no era uno de ellos. Yo no era de allí. Pero de dónde era.


"Llegué a pensar que su cabeza no era consciente de lo que hacían sus extremidades, lo que tampoco resultaba excepcional en un mundo tan compartimentado como el nuestro, un mundo en el que siempre había una vida oculta en el interior de la manifiesta. Comprendí oscuramente que la realidad estaba dividida en dos mitades (una de ellas invisible) que, pese a ser complementarias, estaban condenadas a no encontrarse."

El mundo. Juan José Millás.